27/9/08

Exorcismos

Aunque la película “El Exorcista” es la más famosa sobre este tema, existen otras como “Réquiem” y “el exorcismo de Emily Rose”. Las dos últimas, supuestamente están basadas en un hecho real. El exorcismo de Anneliese Michel, una alemana que murió “poseída por el demonio” en 1976 y su historia es ampliamente conocida. Pueden encontrar información en Internet.
Pero Anneliese no es la única persona a quien supuestamente ha poseído un demonio.

La famosa película “El Exorcista” está basada en la novela de William Peter Blatty, que a su vez está basada en una historia real. El exorcismo de un muchacho de 14 años llamado Robbie Mannheim. Supuestamente, este chico jugó la guija en una oportunidad y en consecuencia fue poseído por un demonio. Los síntomas eran muy parecidos a los de Regan en El exorcista: se escuchaban ruidos en su habitación, se comportaba de manera extraña, y Escupía a los sacerdotes que intentaban exorcizarlo. Esto último fue interpretado en la película como el clásico vómito verde.
Aparentemente, a Robbie le salieron heridas en el abdomen con palabras como: “sábado, odio, infierno, rencor”. Aparentemente los sacerdotes lograron exorcizarlo y el chico sobrevivió.
Y el propio Juan pablo II realizó un exorcismo en 1982 a una mujer que fue llevada al vaticano por un obispo para que el papa la exorcizara. Se supone que los obispos están autorizados para hacer exorcismos, tal vez el caso de esta mujer era terriblemente grave como para que un obispo la llevara con el papa. Esta mujer también sobrevivió y luego fue a visitar amistosamente al papa.

Como ya mis lectores imaginarán: no lo creo. Una persona puede hacer movimientos extraños sin necesidad de tener un demonio dentro de sí. Alguien que está convulsionando puede hacer que la cama se mueva con mucha fuerza, y existen enfermedades mentales que causan un comportamiento extraño en las personas afectadas. Otras cosas como la levitación o que le salgan heridas en el abdomen que formen palabras escritas, no lo creo.

Hace un tiempo, visité un hospital psiquiátrico por razones de trabajo, y observé una paciente en particular que hablaba con voz cavernosa, tenía moretones y marcas porque se golpeaba contra las paredes y su actitud era evidentemente agresiva. Creo que alguien que crea en eso de las posesiones no dudaría en llamar a un exorcista. Uno de mis compañeros bromeó diciendo que la próxima vez que visitemos ese sitio llevaremos un crucifijo para mostrárselo a la mujer a ver que hace, pero parece que al pensarlo se asustó porque dijo: “no, mejor no”.

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