Mucha gente (hombres y mujeres) le temen a la idea del matrimonio; es un temor muy generalizado y subjetivo, lo curioso es que muy pocas personas saben exactamente por que le temen: dicen que no son capaces de ser fieles por el resto de su vida, o que no quieren ser sirvientas, o que no quieren tener responsabilidades económicas, entre otras cosas... sabemos que esto no tiene sentido porque: existen los y las amantes, se puede contratar una empleada doméstica para que haga ciertas cosas, y las responsabilidades económicas compartidas son mas llevaderas que las responsabilidades económicas de un individuo que vive solo.
El detalle está en que muy pocos son capaces de decir lo que realmente pasa, y no es que no quieran decirlo, sino que ni siquiera saben a que se debe su temor; es algo que muchos seres humanos tenemos incrustado en lo mas profundo de nuestro subconsciente.
Y no es nada mas que el temor de perder nuestra individualidad. No me refiero a la libertad sexual, ni a la autonomía económica. Tampoco me refiero a la comunidad de bienes ni a toda esa burocracia legal que se genera con un matrimonio. Estas son cosas que se pueden resolver, o por lo menos uno se puede acostumbrar.
Me refiero a casos cotidianos, a cosas tan sencillas que pueden pasar desapercibidas pero que se nos clavan en el subconsciente por el resto de nuestra vida: ya "mi casa" no existe, ahora es "la casa", y sobre todo cuando hay niños. No existe concepto de "mi cama", "mi closet"... todas esas cosas pasan a ser espacios compartidos bajo ciertas negociaciones o ciertas normas... ya no se puede comer en la cama porque a la pareja le molesta, hay que tener cuidado en el baño, no por tenerlo como a uno le gusta, sino para no molestar a otra persona.
Estas son cosas tangibles, se trata de objetos y espacios que podemos sentir, pero hay algo peor: nuestra individualidad mental. Muchos matrimonios terminan porque llega un momento en que ya no existen los términos: "yo quiero", "voy a" ni "pienso"; todo pasa a ser: "queremos", "vamos a" y "pensamos", y esto es lo mas peligroso de todo, por esto es que muchas parejas se separan sin saber exactamente qué fue lo que pasó y terminan diciendo: "dejamos de querernos", "se nos acabó el amor", en un tono que no convence a nadie.
Y no es que el amor se acabe, no es que la "rutina" sea terrible, no es que la convivencia haya hecho que ambos chocaran, no. Simplemente es que se perdió la individualidad.
Se que a mucha gente le afecta la soledad, y que aveces desean compartir su vida con alguien, y estoy de acuerdo con ellos, la soledad absoluta enloquece... pero una cosa es compartir la vida y otra cosa es compartir el alma.
Y no es nada mas que el temor de perder nuestra individualidad. No me refiero a la libertad sexual, ni a la autonomía económica. Tampoco me refiero a la comunidad de bienes ni a toda esa burocracia legal que se genera con un matrimonio. Estas son cosas que se pueden resolver, o por lo menos uno se puede acostumbrar.
Me refiero a casos cotidianos, a cosas tan sencillas que pueden pasar desapercibidas pero que se nos clavan en el subconsciente por el resto de nuestra vida: ya "mi casa" no existe, ahora es "la casa", y sobre todo cuando hay niños. No existe concepto de "mi cama", "mi closet"... todas esas cosas pasan a ser espacios compartidos bajo ciertas negociaciones o ciertas normas... ya no se puede comer en la cama porque a la pareja le molesta, hay que tener cuidado en el baño, no por tenerlo como a uno le gusta, sino para no molestar a otra persona.
Estas son cosas tangibles, se trata de objetos y espacios que podemos sentir, pero hay algo peor: nuestra individualidad mental. Muchos matrimonios terminan porque llega un momento en que ya no existen los términos: "yo quiero", "voy a" ni "pienso"; todo pasa a ser: "queremos", "vamos a" y "pensamos", y esto es lo mas peligroso de todo, por esto es que muchas parejas se separan sin saber exactamente qué fue lo que pasó y terminan diciendo: "dejamos de querernos", "se nos acabó el amor", en un tono que no convence a nadie.
Y no es que el amor se acabe, no es que la "rutina" sea terrible, no es que la convivencia haya hecho que ambos chocaran, no. Simplemente es que se perdió la individualidad.
Se que a mucha gente le afecta la soledad, y que aveces desean compartir su vida con alguien, y estoy de acuerdo con ellos, la soledad absoluta enloquece... pero una cosa es compartir la vida y otra cosa es compartir el alma.
1 comentario:
Estoy cien por ciento de acuerdo contigo...Te felicito por el Blog...sencillamente...me atrapó...
Un abrazo desde Argentina...
Memo
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