16/7/07

Siberma y el pájaro negro

Les presento un cuento antiguo, no conozco su orígen y lo escuché una sola vez de boca de una anciana, por lo que supongo que el cuento data de principios de 1900... aunque podría ser mas viejo. Cuando lo escuchaba, imaginé que se desarrollaba al rededor de 1920, cuando se tomaba muy en serio todo eso de las fiestas santas, cuando era una aberración comer carne el viernes santo.
Había un jóven llamado Siberma (vaya nombrecito), que era un poco "rebelde". Probablemente en esta época sería considerado como uno mas del montón o hasta como un tonto anticuado... pero para los años 1920 sus rebeldías eran poco comunes. Era la mañana de un viernes de Semana Santa; Siberma estaba aburrido en su casa y decidió salir a cazar, agarró su carabina y cuando su madre lo vió le recordó que era pecado comer carne en semana santa y le dijo que no era buena idea ir de caza. El hizo caso omiso a las advertencias de su madre y se fue.

Al poco tiempo, encontró un gran pájaro negro, no le puso atención pues no lucía "apetitoso", pero el pájro comenzó a cantar. Siberma escuchó que el ave claramente decía: "lau-lau-siberma". Esto llamó mucho su atención y se quedó observando al pájaro que caminaba por el piso y cantaba: "lau-lau-siberma...". Entonces escuchó que el pájaro decía: "cázame-cázame-cázame-sbeeeermaaa".
El muchacho no aguantó la tentación y lo mató... una reacción un poco absurda, ya que lo más lógico sería atraprlo y exhibirlo como un fenómeno de circo... pero Siberma lo mató y lo llevó a casa.

Al llegar a su casa, su madre le reclamó por haber matado un animal en viernes santo, "...no había necesidad de eso" le dijo, y le ordenó que botara al ave muerta.

Siberma sacó al patio al pájaro, lo amarró por las patas y lo colgó del tendedero. Entró a la casa y se sentó a tomar algo fresco pues hacía mucho calor. Desde la ventana podía observar al pájaro negro muerto colgando del tendedero.

Su madre salió y él se quedó solo en la casa, observando al pájaro a través de la ventana. Luego de un rato, se dispuso a tomar una siesta, cuando escuchó: "lau-lau...". Pensó que eran cosas de su imaginación, y cuando ya se iba a acostar volvió a escuchar: "lau-lau-siberma...". Era el pájaro.

Pensó que el pájaro no estaba totalmente muerto, y salió a verificar... vió al ave muerta colgando del tendedero. Se dio media vuelta para entrar a la casa y escuchó claramente: "lau-lau-siberma...", miró de nuevo al pájaro uy escuchó: "lau-lau-siberma...desplumame-desplumame-desplumame-sibeeeermaaa".

De nuevo, no pudo resistirse al canto del pájaro: tomó una navaja, cortó las cuerdas, y llevó al pájaro a la cocina. Allí tomó un cuchillo, agua caliente y comenzó a desplumarlo. Al terminar, la cocina estaba llena de plumas negras y tenía entre sus manos un horrible pájaro desplumado de color blanco-grisáceo. Aquello le dio mucho asco y pensó en botar al pájaro y limpiar la cocina. En eso, escuchó fuertemente: "lau-lau-siberma...cociname-cociname-cociname-sibeeermaaa".

Era imposible hacer caso omiso a las peticiones de aquel pájaro. Siberma lo colocó en una bandeja y lo metió al horno, sin destriparlo, sin aliñarlo ni nada. Lo metió al horno y lo encendió.

Siberma pasó casi una hora observando el horno hipnotizado por el canto del pájaro: "lau-lau-siberma...lau-lau-siberma".

Finalmente lo sacó del horno. Era realmente asqueroso y el olor era indescriptible. Siberma casi vomita. Con la bandeja humeante en sus manos pensó que aquello era una locura y decidió poner fin a todo eso cuando escuchó: "lau-lau-siberma-cómeme-cómeme-cómeme-sibeeermaaa..."

Se sentó en la mesa y comenzó a devorar al asqueroso cadáver quemado del pájaro; con cada mordisco zalpicaba un líquido negro y fétido, pero Siberma, inmutable, seguía comiendo mientras escuchaba: "lau-lau-siberma...lau-lau-siberma..."

Al finalizar despertó del trance. Observó las plumas negras en el piso y el líquido fétido por todas partes. Aquel espectáculo le dio asco, pero se preocupó porque su madre estaba por regresar y se molestaría mucho al ver la cocina en esas condiciones.

Limpió todo rápidamente. Aunque se había comido un pájaro entero, no sentía su estómago lleno ni sabor en la boca; sentía como si no hubiera comido nada. Mientras limpiaba, escuchaba el cánto del pájaro desde sus entrañas: "lau-lau-siberma...".

Luego de un rato llegó su madre Siberma trató de actuar con naturalidad durante la cena, y se percató que su madre no escuchaba el canto que provenía de sus entrañas: "lau-lau-siberma...". Esa noche, fue imposible dormir, el canto del pájaro no lo dejó descansar.

Al dia siguiente no aguantó mas y le contó lo ocurrido a su madre. Ella se espantó y decidió hablar con el sacerdote, buscar agua bendita y que siberma la tomara; fue corriendo a la iglesia. La señora tardó mucho, ya que en esa época habían muchas actividades religiosas los sábados santos y el sacerdote estaba ocupado.

Siberma comenzó a sentirse mal: aparte del canto del pájaro maldito, comenzó a sentir un dolor de estómago espantoso.

Cuando por fin su madre llegó con el sacerdote, encontraron a Siberma en su cama retorciéndose del dolor; fue imposible hacer que bebiera agua bendita. Siberma comenzó a escuchar desde su intestino. "lau-lau-siberma...cágame-cágame-cágame-sibeeeermaaa". Inmediatamente se quitó la ropa, estaba desnudo retorciéndose de dolor; su madre y el sacerdote escucharon que desde el ano de Siberma salía una voz que decía claramente: "lau-lau-siberma-cágame-cágame-cágame-sibeeeermaaa"... se quedaron estupefactos mientras Siberma se retorcía y salía de su ano la cabeza de un pájaro negro... aquello era como un parto; Siberma se retorcía mientras lentamente salía el cuerpo del ave.

Al salir por completo, el ave caminó un poco por el piso de la habitación bajo la mirada incrédula de Siberma, su madre y el Sacerdote, y luego se fue volando por la ventana.




Este es el final de la historia. No se sabe que fue de la vida de estos tres individuos y no hay mas historias sobre este pájaro negro. Me atrevo a inventar un "epílogo" para no dejar tan vacía la historia: desde ese día, Siberma se deshizo de todos sus accesorios de cacería y no volvió a comer carne nunca mas.

5 comentarios:

Concheria dijo...

no comprendo ni el sentido de la historia ni porque me puse a leerla...

NK dijo...

Esto relato fue lo único, en mi vida, que me hizo sentir un miedo primario, completamente irracional. Miedo en su estado "puro" me causo este simple cuento sin mucho sentido aparente.Debo decir que te felicito (o, mejor dicho, a la anciana que te lo contó).

Anónimo dijo...

cuando lo lei senti el miedo del que hablan pero al final lo perdi todo por que no lo entendi buena historia
ATT Jose

Café Sideral dijo...

Es un relato oral más que escrito, me imaginaba la voz del cuentista mientras leía "lau-lau siberma"

espeluznante... extraordinario!

vane dijo...

no entendi nada pero es un asco imaginarte todo eso, aun asi no pude dejar de leerla