23/6/07

El amor es locura


No voy a hablar exactamente de amor para no entrar en polémica; simplemente voy a referirme a la atracción, la emoción y el interés que sentimos por nuestras parejas. Desde el momento en que conocemos a esa persona hasta que todo acaba, se presentan distintos estados de locura:

La sicosis maniaco - depresiva: Al principio existe esa persona que nos atrae, pero no está con nosotros. El tiempo es eterno y a la vez pasa volando mientras buscamos la manera de atraer la atención de esa persona. A veces sentimos que falta poco para poder estar a su lado. Otras veces sentimos que esa persona nunca se interesará por nada, y que todo el esfuerzo ha sido en vano. Esta mezcla de sentimientos opuestos es análoga a la sicosis maniaco depresiva.
Obsesión: Llega un punto en el que prácticamente solo pensamos en esa persona. No importa lo que estemos haciendo o donde estemos, siempre hay algo que nos recuerda a esa persona tan "especial", desde un lápiz hasta una hormiga, cualquier cosa. Nos dormimos pensando en esa persona y el primer pensamiento en la mañana es con respecto a esa persona. Esto es obsesión.
Luego, si tenemos "suerte", por fin esa persona nos muestra interés... si, ya estamos casi seguros que puede haber una relación o algo, pero todavía no ha pasado nada. En este momento, ya nos hemos curado de la sicosis maniaco - depresiva, pero todavía tenemos obsesión y es peor que antes. No solo pensamos conscientemente en esa persona, sino que literalmente nos obsesionamos con la idea de que cada vez está mas cerca un posible acercamiento.
Delirios: Cuando por fin comienza la relación, ya la obsesión no es tan fuerte, aún persiste, pero es apocada por los delirios.
Vemos cosas que no existen: esa persona nos parece mas hermosa de lo que realmente es, vemos virtudes que no tiene, no percibimos la realidad de sus defectos. Cualquier situación ocasional es percibida como un detalle extraordinario.
Aquí los celos también entran: percibimos una posible infidelidad donde no la hay, sentimos una ofensa espantosa si esa persona mira a alguien mas... aunque sea de reojo; ya los amigos son potenciales rivales... en fin, vemos y escuchamos cosas que no existen, deliramos.
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Rumbo al manicomio: Tarde o temprano llega un momento en la relación en que hay que tomar una decisión: terminar todo, continuar como se está o cometer la atrocidad de casarse.
Si se decide el matrimonio, creemos que no podemos existir sin esa persona, esto es absolutamente falso, pero cuando se sufre de delirio no existe un límite claro entre la verdad y lo absurdo. Los delirios serán mas recurrentes a medida que se acerque la fecha fatídica: idealizaciones del evento (la fiesta, el traje, etc.), idealizaciones imposiblemente perfectas de lo que será la "vida" de casados. En muchos casos se sufre otra ves de obsesión, en el caso de las mujeres suelen pensar constantemente en algo tan banal, superfluo y absurdo como un vestido blanco e incómodo que usarán una sola vez en su vida. También puede haber una recaída en la sicosis maniaco depresiva: a veces cualquiera de los dos siente que todo es perfecto, que serán felices por el resto de su vida, pero dos segundos después están aterrorizados con la posibilidad que tal vez no todo salga tan perfecto.
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Síndrome de bournout: Una vez casados o juntados, ya no hay obsesión, ni sicosis maniaco depresiva, ni delirios. No hay nada. Vamos como autómatas: nos despertamos, nos vestimos, desayunamos, vamos al trabajo, regresamos a la casa, hacemos los quehaceres domésticos respectivos según el acuerdo, cenamos y nos vamos a la cama. Pueden transcurrir años así... años o toda la vida.
Caemos en un estrés derivado del cumplimiento obligatorio de objetivos propuestos en un momento de inconsciencia, de delirio. Lo que pensábamos que sería perfecto se convierte en una monotonía estresante, que nos mata por dentro.
Comienzan a aparecer trastornos de sueño, dolores extraños que justificamos con la edad, problemas gastrointestinales que adjudicamos a la incapacidad para cocinar de nuestras parejas. Sin darnos cuenta caemos en un agotamiento general, una insatisfacción inconsciente.
Ya no existe un "voy a..", "yo quiero...", ahora todo es: "vamos a...", "queremos...", y esto causa una despersonalización tan grande que se deterioran las viejas y valiosas amistades y cada vez es mas baja la auto estima... claro, todo lo justificamos con la edad.
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A veces suceden milagros: Algunas personas tienen la suerte de darse cuenta que hay algo que esta mal. Al principio no saben exactamente que es, pero sienten que, definitivamente, algo en sus vidas está funcionando muy mal. Por fin están despertando, y tienen suerte, muchos nunca despiertan. Están despertando por primera vez desde que conocieron a esa persona "especial".
Es difícil asumir los errores, asumir que nos equivocamos. Pero es aún mas difícil asumir que estábamos locos.
La difícil rehabilitación: La separación o el divorcio es como un tratamiento intensivo de desintoxicación, a veces es tan difícil y doloroso que pensamos en la posibilidad de dejar todo así y continuar como estábamos... pero ya despertamos, no hay marcha atrás.
Los tramites legales toman tiempo, pero es lo que menos importa. Lo mas importante es el conflicto que sentimos cuando nos damos cuenta que todas aquellas maravillas que veíamos en un estado de delirio eran falsas, no existen los elefantes rosados, no existen los príncipes azules, no existen las princesas encantadas... solo existen personas de carne y hueso, personas que quieren quitarnos nuestras propiedades, personas que nos reclaman derechos... personas por las que estuvimos a punto de acabar con nuestras vidas.
El verdadero final feliz: ya todo terminó, se habló lo que se tenía que hablar; lo que se pudo hacer y no se hizo queda así. Nos sentimos extraños, hay sensación de fracaso, de engaño, nos estábamos engañando a nosotros mismos.
El ser humano es un animal de costumbre, y nos acostumbramos a lo bueno y a lo malo también. Habíamos pasado años escuchando los ronquidos de esa persona, sus reclamos; pasamos años esforzándonos en vano para complacer a esa persona. Ahora no hay ronquidos, no hay reclamos y no necesitamos satisfacer a nadie. Se siente un vacío, si.
Pero finalmente tenemos el último despertar. En medio del sentimiento de vacío, sentimos ganas de hacer algo, una actividad, comer algo o lo que sea, ya no hay que consultarlo con nadie, pero no se siente vacío, porque finalmente, por primera vez en muchos años surge la frase: "yo quiero...".

1 comentario:

Lilith Lilitu dijo...

Uy que buen escrito, comparto totalmente todo esto....el amor es una serie de transtornos psicologicos, uno siempre siente obsesiòn,delirios y cosas asì...no lo habìa notado de esa forma en la que escribes....genial