La mayoría de las mujeres casadas, o con pareja estable, cometen el error de converirse en la sombra de sus maridos: revisan constantemente sus pertenencias, su ropa; algunas consiguen la clave del correo electrónico y lo revisan; otras espían los mensajes telefónicos. es una actitud defensiva, de alerta. Buscan algo, mejor dicho, a álguien. Buscan a la otra.
Lo gracioso es que la mayoría de esos pobres hombres no tienen a la famosa "otra", son mas fieles que un perro y sin embargo tienen que tolerar las malcriadeces absurdas de sus esposas. No importa como es el hombre, basta que la esposa se entere de la existencia de una secretaria nueva en la oficina de él, o que la jefa lo llame a su casa porque se ha presentado una emergencia en el trabajo. A veces basta solo con la enorme inseguridad de la mujer; se mira al espejo, y como no se parece a las modelos de las revistas, comienza a hacerle preguntas a su marido: "¿todavía te parezco atractiva?", "¿te parece que estoy gorda?"... y allí empieza todo.
Para una esposa obsesiva y celosa, "la otra" puede ser la chica de la farmacia, la señora de al lado, la secretaria misteriosa de la oficina, la novia del mejor amigo de su esposo... cualquiera. Y comienza una ansiosa búsqueda por saber quien es. Ella no piensa concretamente en terminar la relación, no piensa en hablar serenamente con su marido. Solo piensa que él tiene "otra" y necesita saber quien es; muchas veces, cuando su marido llega un poco mas tarde de lo habitual le pregunta: "¡estabas con la otra!, ¿verdad?".
La vida de este pobre hombre se transforma en un infierno aburrido. Se siente responsable por el malestar de su mujer pero al mismo tiempo se siente indignado porque le están reclamando algo que no ha hecho. Lo están castigando por algo que ni si quiera ha podido disfrutar.
Hasta que un día, este atormentado ser conoce a una mujer. Tal vez ella no tiene el cuerpo de una modelo, tal vez tiene tantas imperfecciones como cualquier ser humano. Pero el hombre siente con ella algo que no sentía desde hace mucho: tranquilidad.
Pasa un tiempo y la esposa celosa continúa en su búsqueda masoquista; su esposo últimamente llega tarde. Se sienta en la sala a esperarlo y cuando llega lo saluda con el insustituíble: "¿estabas con la otra?, ¿verdad?". El esposo la saluda calmado y serio, se va a su cuarto y cuando ella no lo ve sonrie y piensa: "no es la otra, es la misma".
4 comentarios:
leí tu artículo sobre LA OTRA, y me encantó... es exactamente tal cual lo que le ocurrió a una persona muy cercana a mi...
su esposa, es posesiva, le revisa todo, los llamados a celular, con quien conversa, sus mail... todo
es asfixiante y egoista (según su propia opinión)
lamentablemente, él había tratado de mantenerse al margen de situaciones anexas al matrimonio pero... nos conocimos, ambos somos casados, y tanto él como yo buscabamos algo que sin querer, encontramos el uno en el otro...
sin querer, me convertí en la otra, en esa persona que cuando él necesita cariño, que lo escuchen encuentra en mi...
lástima que algo superior nos separe...
(la otra... que no es otra sino yo)
Anda oe no me jodas, que tu eres la otra, fuera de aca desubicad@.
Ha diablos eso es cierto no se que ganan empeñandose en buscar la otra que solo existe cuando ellas empiesan a jodernos con eso
ATT: Jose
He leido esta página de tú blog y no he podido irme sin dejar un comentario diciéndote k es muy interesante todo lo escribes. Muy buen blog.
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