Ramón Sampedro pudo suicidarse él solo?

Ramón Sampedro fue un ciudadano español que se suicidó hace 11 años, específicamente el 12 de enero de 1998. Su caso no tendría nada de particular si no fuera porque durante sus últimos años de vida luchó por la legalización de la Eutanasia (o suicidio asistido) ya que debido a su condición no podía quitarse la vida él mismo. Sufría de tetraplegia debido a una mala zambullida en el mar lo cual le produjo un daño medular a nivel de la vértebra c-7.

En Internet hay mucha información al respecto, y no es una noticia nueva. Yo estoy a favor de la eutanasia, no es ningún secreto. Sin embargo, todo lo que había leído o visto al respecto, me hacía pensar en que se trataba de un individuo que estaba completamente inmóvil del cuello hacia abajo; y casi toda la información que se consigue es producida por personas que están a favor de la eutanasia.

Hace poco, conocí a un individuo que sufrió una lesión medular y usa una silla de ruedas de motor, ya que tiene poca fuerza en los brazos y los movimientos de sus manos están muy limitados. Este amigo me comentó detalles de su accidente y especificó que su lesión era en la vértebra c-5… esto me llamó poderosamente la atención ya que se que mientras mas alta sea una lesión, es decir, mientras mas cerca de la cabeza esté, la inmovilidad es mayor. Y este señor puede mover los brazos de manera muy limitada, pero no está postrado en una cama a diferencia de Ramón Sanpedro cuya lesión era mas baja.
Encontré en Internet este interesante artículo escrito por una persona con tetraplegia en el cual expresa su opinión ante la actitud de Ramón Sampedro. Es interesante porque se expresa de forma clara y objetiva sin usar rebuscados eufemismos, lo cual es común al hablar de discapacidades.
Lo más interesante de todo es que el autor del artículo sufrió una lesión más alta que Ramón Sanpedro y sin embargo puede escribir en un teclado de ordenador usando los nudillos y sin necesitar ningún tipo de ayuda por parte de otra persona.

Comprendí entonces que Ramón Sampedro había caído en una depresión muy grande tras su accidente y se negó a cualquier tipo de tratamiento de rehabilitación así como a usar silla de ruedas de motor. Se limitó a quedar postrado en una cama atrofiando así para siempre la posibilidad de hacer algún movimiento.
En el artículo que mencioné anteriormente, el autor hace uso de un brillante humor negro al decir que Ramón Sanpedro pudo haber recibido una rehabilitación para poder tener un número limitado de movimientos con los cuales poder ir a comprarse él mismo su cianuro y tomárselo sin necesidad de implicar a otras personas y sin armar semejante escándalo mediático.
Claro, al leer el artículo hay que entender que lo escribe una persona con tetraplegia que lucha por los derechos de los discapacitados y que por razones obvias le indignó la actitud de Ramón.
Como dije. Estoy de acuerdo con la eutanasia, y no tengo derecho de criticar la decisión de Ramón ya que no estoy en su situación. Tal vez él no era emocionalmente capaz de recibir una rehabilitación y nadie, absolutamente nadie, tiene derecho de criticarlo. Él ejerció su derecho a negarse a recibir tratamiento (en este caso terapia) y estoy de acuerdo con su frase: “la vida es un derecho, no una obligación”.

La lección de todo esto no es más que la necesidad de buscar distintas fuentes, recibir distintas opiniones y ver distintos puntos de vista. Las cosas que leemos a diario en los periódicos o en Internet no son absolutas, siempre hay otra explicación, otra opinión y otra lógica.